A Angel siempre le ha gustado dibujar y bocetar. Tiene un espacio designado para el arte en casa con una variedad de suministros para respaldar su creatividad. Recientemente, sin embargo, Angel perdió un poco de esa chispa creativa y pasó menos tiempo dibujando y bocetando. Entonces, cuando los miembros de la familia de Angel, Dyani y Laura, se enteraron de que el Hospital Shriners para Niños Boston estaba buscando obras de arte de pacientes para la tarjeta navideña anual, no estaban seguras de lo que pensaría Angel. Si bien no querían presionar a Angel, su familia quería que él estuviera al tanto de esta oportunidad especial para compartir su talento. Ese pedido de un dibujo simple inspiró a Angel a sumergirse una vez más en su arte.
Angel sabía que quería centrarse en una imagen reconocible de Boston para la tarjeta navideña. Se decidió por las icónicas esculturas de bronce que representan una escena del libro clásico para niños. Abran paso a los patitos de Robert McCloskey. Los visitantes pueden encontrar la amada instalación que presenta a la Sra. Mallard y sus ocho patitos en el Jardín público de Boston.
Angel primero bocetó y luego pintó la escena que se convertiría en la portada de la tarjeta navideña del Hospital Shriners para Niños Boston de 2022. Le dio a la pintura un estilo invernal para adaptarse a la estación, con árboles de hoja perenne cubiertos de nieve. Laura compartió que Angel estudió la técnica del difunto pintor estadounidense Bob Ross para perfeccionar su representación de los árboles. Ross era bien conocido por su programa educativo: La alegría de pintar. “Angel observó mucho a Bob Ross, estudiando cómo dibujaba árboles. Al principio se sintió abrumado al dibujar los árboles, pero pronto se sintió más cómodo y confiado en su diseño”, dijo. El resultado fue una hermosa interpretación de una escena clásica de Boston.
Angel, que ahora tiene 13 años, ha sido paciente del Hospital Shriners para Niños Boston desde los 3 años, después de sufrir quemaduras graves en su país de origen, República Dominicana. Angel no sólo recibió la atención por quemaduras que le salvó la vida en Boston, también encontró su hogar definitivo.
Ya no me siento nervioso cuando salgo al mundo porque aprendí que todos somos diferentes. Puedo ser yo mismo y mucha gente me aceptará como soy. He aprendido que no se trata solo de mi piel, lo que está en el interior es lo que importa.
Angel met his adoptive family when he arrived at Shriners Children’s Boston several years ago. At the time, Angel was being cared for by his grandmother in the Dominican Republic, and she was not able to make the trip to Boston. Dyani and her adult daughter, Laura, met Angel while volunteering at the hospital and soon developed a special bond with him. Dyani and Laura’s ability to speak Spanish deepened their relationship with Angel, who was far from home.
Many children with severe burn injuries need extended care beyond their initial stay at Shriners Children’s Boston. Dyani, Laura and their family recognized a need that they could fill. They applied for and received approval to host children in their home who did not have family nearby and could not go home due to the frequency of their appointments.
After his discharge from Shriners Children’s Boston, Dyani and her family brought Angel home to stay with them until he was well enough to return to the Dominican Republic and the care of his grandmother.
Sadly, Angel’s grandmother passed away when he was back in Boston preparing for another round of surgery. It was then that Dyani, Laura and their whole family began the process of adopting him. They will soon celebrate the fifth anniversary of Angel's adoption.
Angel continues receiving care at Shriners Children’s Boston. He recently had surgery and his care team will explore additional procedures on the area of his hand between his thumb and index finger to improve functionality.
Laura is grateful for Angel’s surgeon, Joseph Upton, M.D., whom she describes as “brilliant, and always motivated to find creative ways to add more function to Angel’s hands.”
As he has gotten older, Angel has become a more active participant in his own course of treatment, asking questions and advocating for himself. Angel continues to be an enthusiastic member of Team Brave, the Shriners Children’s Boston community reintegration program in collaboration with the Boston Firefighters Burn Foundation.
When Angel was 11, he shared how Team Brave changed him: “I don’t have to be nervous anymore when I go out into the world because I’ve learned that everyone is different. I can be myself and lots of people will accept me the way that I am. I’ve learned that it’s about more than my skin, it’s what’s on the inside that matters.” When Team Brave resumed this summer after pausing due to COVID-19, Angel was happy to join his friends on a Boston Duck Tour and even got to help steer the vehicle.
Angel is now in the seventh grade, busy with school and activities. He sometimes gets questions from peers about his burn injuries. As Angel looks at his hands, he appreciates what he can do with them, including painting a beautiful local scene that is bringing joy to the Shriners Children’s Boston holiday season.
Angel disfrutando de una actividad de pintura con el Team Brave cuando era más pequeño
Angel disfrutando de un Boston Duck Tour con Team Brave
Angel en el día de la adopción con su familia
Angel compartiendo una boceto del diseño de su tarjeta navideña
