Mi nombre es Katheryne y soy la madre de Samantha, que tiene 4 años. Samantha tuvo un accidente en 2018 en nuestro país natal, República Dominicana, cuando tenía casi 2 años.
Su tía de 16 años también resultó herida. Estábamos en casa preparándonos para prender un fuego para cocinar malvaviscos. Samantha estaba sentada en el regazo de su tía a una distancia que no debería haber sido peligrosa. No sabíamos que cerca del fuego había un líquido inflamable sin la tapa puesta. Esto provocó una explosión y la tía de Samantha sufrió una quemadura grande en el brazo izquierdo porque trató de proteger la cara y el pecho de Samantha. El fugo la alcanzó, así que trató de proteger a Samantha con el brazo derecho llevándola hacia el suelo, y aunque a Samantha no la alcanzaron las llamas, quedó en el suelo inconsciente y con quemaduras. Llegamos al hospital en solo cuatro minutos y luego nos trasladaron a un hospital público que se especializaba en el cuidado de quemaduras.
Falta de acceso a una buena atención de quemaduras
Samantha experimentó el proceso más difícil y doloroso de su vida. Los hospitales de República Dominicana no cuentan con recursos suficientes; se atiende a las personas en mesas metálicas sin ningún tipo de tapizado, y el proceso de remoción de la piel quemada y desinfección de heridas se realiza mientras el paciente está completamente despierto y sintiendo absolutamente todo (sin anestesia). Samantha estuvo expuesta a cuatro cepas diferentes de bacterias, lo que hizo que su situación fuera aún más compleja.
Después de dos meses, Samantha no había mejorado. Al ver la gravedad de la situación y desesperados por sacar a Samantha de esa situación, la sacamos de ese hospital y la llevamos a una clínica privada, donde finalmente comenzó a sanar. Su abuela paterna me ayudó a encontrar el Shriners Club en la República Dominicana y ellos me ayudaron a comenzar el proceso para venir a Shriners Children's.
Experiencia en cuidados con mucho amor en Shriners Children's
Inicialmente fuimos al Hospital de Galveston en 2019 donde, después de un mes, Samantha comenzó a caminar, ¡gracias a la fisioterapia! Luego nos trasladamos al Hospital Shriners para Niños Boston ese mismo año, donde tanto Samantha como su tía se convirtieron en pacientes, ya que es más fácil viajar a Boston desde nuestra casa.
Tengo mucho que decir sobre lo bien que nos atendieron a las dos: a Samantha como paciente y a mí como su madre. El equipo de atención de Samantha realmente se preocupa por que mi hija se cure física y emocionalmente. Ambas nos hemos sentido cómodas, confiadas y completamente en familia.
Muchos favoritos en el Hospital Shriners para Niños Boston
Melissa, nuestra gestora del cuidado, es amable, genuina y comprensiva, y tiene un corazón maravilloso. Desde el primer día, la enfermera de Samantha, Debbie, estableció una gran conexión. Pero de la única miembro del personal de la que Samantha no deja de hablar es Rebecca, de desarrollo infantil. Samantha ama a Rebecca; se emociona mucho cada vez que viaja al Hospital Shriners para Niños Boston porque la va a ver. Y luego está Aimee, su fisioterapeuta. Gracias a su amabilidad y comprensión, Samantha siempre está tranquila cuando tiene sesiones de terapia. Samantha es más fuerte y todo es mucho más fácil cuando Aimee está con ella. Se siente segura. Finalmente, no puedo dejar de lado al Dr. Robert Sheridan. Él es su ángel. Samantha habla maravillosamente de él y dice que es él quien la ayuda a tener unos pies bonitos y que la cuida. Siempre se alegra cuando lo ve y le dice que lo adora.