Desde que tiene memoria, David nunca ha dejado que la diferencia en su mano lo detenga.
David nació con membranas entre los dedos debido al síndrome de bandas amnióticas y durante toda la infancia se adaptó al mundo a su manera: aprendió a atarse los zapatos, a agarrar botellas de agua y a dominar los controles de videojuegos. Fue en el Hospital Shriners para Niños del Norte de California donde encontró no sólo atención especializada para su afección, sino una comunidad que le cambió la vida y le ayudó a aceptar su singularidad con toda la confianza.
Una colaboración para la atención
La historia de David con el Hospital Shriners para Niños comenzó cuando tenía apenas 1 año. La Dra. Michelle James, jefa emérita de ortopedia, sería la cirujana pediátrica de mano quien, con una atención empática, lo acompañaría durante toda la adolescencia. El vínculo de David con la doctora se fue fortaleciendo con los años, especialmente cuando David descubrió que a ambos les encantaba correr.
“En la secundaria hice cross country y la Dra. James también fue corredora”, dijo David. “Hablábamos de senderos, e incluso me dio ánimos cuando me animé a un recorrido de montaña en el campamento”.
Cuando tenía 13 años, David optó por una cirugía que le cambiaría su vida. Se le liberó la membrana entre el pulgar y el dedo, mejorando así su agarre. Aunque el procedimiento fue menor (solo afectó la piel, no el hueso), la recuperación requirió paciencia. “Tuve que volver a desarrollar el músculo de la muñeca después de estar enyesado”, dijo. “Pero la diferencia valió la pena. Cosas cotidianas, como agarrar una botella de agua, se volvieron más fáciles”.
Encontrar su tribu en el Campamento Winning Hands
El verano después de su cirugía, David tuvo una experiencia que lo transformó al mismo nivel: asistir al Campamento Winning Hands por primera vez. Este campamento, en las colinas de Livermore, California, se trata de una asociación entre el Hospital Shriners para Niños del Norte de California y el Hospital Pediátrico UCSF Benioff, que congrega a niños con diferencias en las manos y extremidades superiores durante una semana en la que practican tirolesa, escalada en roca, tiro con arco y, lo más importante, encuentran una comunidad.
“Antes del campamento, sabía que había otras personas con diferencias en las manos, pero igual me sentía solo”, dijo David. “Luego conocí el Campamento Winning Hands, y estaba lleno de niños que simplemente entendían cómo es. No tuvimos que dar ninguna explicación, solo divertirnos y ponernos nuevos desafíos”.
Las sesiones de “charlas para adolescentes” del campamento fueron muy significativas para David. “Ahí fue donde pudimos hacer preguntas incómodas y compartir experiencias”, dijo. “Por primera vez me sentí completamente comprendido”.