Curvas de coraje: Tres viajes a través de la escoliosis

La escoliosis afecta a millones de niños en EE. UU., pero cada caso es único. Descubra cómo Abagail, Chloe y Savannah encontraron fuerza y esperanza gracias a la atención personalizada del Hospital Shriners para Niños de Erie.

En los Estados Unidos, del aproximadamente 2% al 5% de los niños presentan escoliosis, una afección en la que la columna vertebral presenta una curvatura en forma de letra C o S a medida que la persona crece, en lugar de crecer en línea recta. Si bien algunos casos son leves y pueden ser monitoreados, las curvas más graves pueden emeporar con el tiempo, volviéndose dolorosas e incluso afectando el corazón, los pulmones y otros órganos internos que pueden estar siendo comprimidos. En el Hospital Shriners para Niños de Erie, la detección temprana, un plan de tratamiento personalizado y la atención médica con un trato humano ayuda a que los niños con escoliosis vivan vidas activas y saludables.

Cada proceso de recuperación de la escoliosis es diferente. Las historias de los pacientes demuestran que, si bien el diagnóstico puede ser el mismo, el camino de recuperación de cada niño es profundamente personal, moldeado por su curva de crecimiento, su equipo de atención médica y el apoyo con el que cuenta el niño. Estas historias personales nos recuerdan que la escoliosis no es simplemente una afección médica, sino una experiencia vivida que requiere una atención compasiva e individualizada, adaptada a las necesidades únicas de cada niño.

Abagail

Abagail fue remitida al Hospital Shriners de Erie en 2022 cuando su médico de cabecera notaó una irregularidad en su columna vertebral. “Estaba confundida”, dijo Abagail, “no sentía que me pasara nada malo”.

Su madre, Shameka, se sentía abrumada y asustada. “No sabía lo que significaba en realidad su diagnóstico ni la gravedad que podía tener su escoliosis”, dijo. Pero esas preocupaciones se disiparon rápidamente, encontrando tranquilidad y claridad cuando el equipo de Shriners Children’s intervino para guiarlos en los siguientes pasos.

Cuando Abagail llegó al Hospital Shriners para Niños de Erie, los médicos descubrieron que tenía una curva severa de 50 grados en la parte superior de la columna vertebral, y otra curvatura en la parte baja de la espalda. Su caso era único, ya que la curvatura de su columna se dirigía al corazón, a diferencia de la mayoría de los casos, en los que la curva se aleja del corazón. La curvatura no solo era grave, sino que afectaba a las vértebras más altas que pueden ser alcanzadas por el corsé toracolumbosacro (TLSO). Hannah Clark, MS, CPO, recordó cómo Abagail pasó a ser la primera paciente del Hospital Shriners para Niños de Erie en probar un nuevo estilo de corsé diseñado para controlar curvas torácicas tan altas.

“Abagail estaba nerviosa y estresada por el cambio radical que supuso pasar de ser una chica activa en gimnasia y esquí a enfrentarse a esta afección que podría requerir cirugía de columna”, dijo Clark. “Su familia afrontó todo con determinación y amor. Todos se hicieron partícipes”.

El equipo de Servicios de ortesis y prótesis pediátricas (POPS) trabajó de cerca con el médico de Abagail, el Dr. Stephen Mendelson, MD. Ni bien ella tuvo su diagnóstico, el doctor comenzó a investigar modelos avanzados de corsé. Durante su tratamiento, Abagail lució tres diseños diferentes de TLSO. La más exitosa fue una ortesis diseñada a medida. Redujo su curvatura en más del 50% con la ortesis, un resultado extraordinario.

El Dr. Mendelson explicó que la detección temprana y la atención especializada son clave. “El objetivo del uso de corsés es mantener la curvatura para que no progrese hasta un punto que requiera cirugía”, dijo. Mendelson hizo hincapié en la importancia de los exámenes de detección a tiempo y la atención proactiva. Su consejo es claro para las familias con niños pequeños que tengan preocupación por una escoliosis. “Asegúrese de que su pediatra realice una evaluación exhaustiva y solicite una derivación a un especialista para que puedan evitar que la curva empeore”.

Los pediatras deberían examinar la espalda lo antes posible, y los programas de detección en las escuelas deberían comenzar a los 8 o 9 años.
Stephen Mendelson, MD, Hospital Shriners para Niños de Erie

Chloe

Chloe, Paciente Embajadora del Hospital Shriners para Niños de Erie, se realizó un chequeo pediátrico de rutina a los 12 años que derivó en un diagnóstico de escoliosis. Al revisarla, su pediatra notó una joroba en las costillas cuando se inclinó para tocarse los dedos de los pies y le pidió radiografías para confirmar la curvatura. La noticia dejó a Chloe ansiosa, insegura de cuán visible sería la curva para los demás y temerosa de que la cirugía fuera su única opción.

En aquel momento, nunca había oído hablar de usar un corsé para la escoliosis. Chloe comenzó el tratamiento con un corsé ortopédico, una adaptación que le resultó un reto tanto físico como emocional. “Me sentía un poco como una tortuga”, dijo, recordando aquellos momentos de movilidad reducida e incomodidad en la escuela. A pesar de su gran esfuerzo y el apoyo de los equipos de POPS de los Hospitales Shriners de Erie y de Filadelfia, el corsé no fue suficiente para evitar que la curva siguiera empeorando. Finalmente, la cirugía era el siguiente paso.

En 2021 Chloe se sometió a un procedimiento de anclaje del cuerpo vertebral (VBT, por sus siglas en inglés). El procedimiento estuvo a cargo del Dr. Joshua Pahys, MD, cirujano ortopédico pediátrico.

“Gracias a su determinación y esfuerzo, tuvo una recuperación satisfactoria y retomó todas sus actividades antes de lo previsto”, dijo Pahys. “Su historia es un ejemplo de lo bien que pueden salir adelante los niños incluso cuando se enfrentan a una cirugía”. Chloe se puso en contacto con otra paciente con escoliosis antes de la cirugía, y sus videollamadas la ayudaron a calmar sus nervios y sentirse más segura.

La recuperación de Chloe estuvo llena de pequeñas victorias. “Recuerdo cuando el Dr. Pahys me autorizó a volver a subirme a las montañas rusas, ¡lo celebré como una fiesta!”, dijo.

Chloe agradece a los equipos de atención del Hospital Shriners para Niños por ayudarla a sentirse empoderada y optimista. Hoy en día, tiene un gran interés en concienciar a la población, fomentar la detección temprana y romper el estigma que rodea a la escoliosis. “Nunca estás sola”, dijo, instando a las adolescentes recién diagnosticadas a que se pongan en contacto y conecten con otras personas. Su experiencia le enseñó fortaleza, paciencia y la importancia de la autodefensa. Ahora anima a otros a que también compartan sus historias.

Savannah

Savannah, Paciente Embajadora del Hospital Shriners para Niños de Erie, tuvo el diagnóstico de escoliosis años antes de que comenzara su proceso de atención médica. Su médico de cabecera le diagnosticó escoliosis, pero no le mandó a hacerse una radiografía en ese momento. No fue hasta que Savannah comenzó a tener dificultades para respirar en la escuela que su madre, Tracy, decidió programar una visita con otro médico, quien ordenó una radiografía de tórax. Los resultados revelaron que Savannah tenía una curvatura anormal en la columna vertebral. Sin dudarlo, Tracy cogió el teléfono y llamó al Hospital Shriners para Niños de Erie.

En Shriners, Savannah y su familia encontraron respuestas. Con la atención del Dr. Ozgur Dede, MD y Hannah Clark, MS, CPO, descubrieron que la curvatura espinal de Savannah medía 48 grados, lo que supera con creces la marca de 20 grados en la que se suele empezar a usar el corsé. “Debido a la gravedad de su curva, el equipo tuvo que plantear todas las opciones de tratamiento desde el principio”, dijo Hannah. “El uso de un corsé iba a ser el primer paso, entendiendo que si no resultaba efectivo, podría ser necesaria la cirugía”.

Desde el principio, la familia de Savanah dejó claro que la chica no estaba sola en su lucha. Sus padres, Tracy y Brad, transformaron la frustración y miedo que habían sentido al inicio en defensa y apoyo. La primera noche que Savannah recibió su aparato ortopédico, organizó una pijamada con sus amigas más cercanas. Savannah lució su aparato ortopédico, explicó a sus amigas por qué tenía que usarlo y respondió a todas sus preguntas mientras disfrutaba de otras actividades de la fiesta de pijamas.

Desde el diagnóstico, Savannah y sus padres han organizado eventos para recaudar fondos para Shriners Children's y han sido voluntarios de clubes locales de Shriners International. También han participado como invitados en entrevistas televisivas, recibieron una proclamación del gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, y actualmente están trabajando con la senadora estatal de Pensilvania, Michelle Brooks, para reducir la edad a partir de la cual las escuelas públicas realizan pruebas de detección de escoliosis.

Las historias de Abagail, Chloe y Savannah resaltan la naturaleza única de cada proceso de escoliosis y el papel crucial que desempeña la atención personalizada en cada etapa. La detección precoz es clave para el éxito del tratamiento, y a menudo marca la diferencia entre un tratamiento no invasivo y una intervención quirúrgica. Cuando las familias, las escuelas y los proveedores de atención médica están informados y preparados para reconocer los primeros signos, los niños tienen muchas más posibilidades de controlar su afección de manera eficaz con una mínima alteración de su vida diaria. Por eso, concienciar y promover la educación sobre la escoliosis es tan importante. Promover los exámenes de detección rutinarios, la atención informada y el diálogo abierto puede ayudar a garantizar que más niños sean diagnosticados a tiempo, reciban el apoyo que necesitan y estén capacitados para prosperar a lo largo de su vida.

Conozca a Abagail, Chloe y Savannah

Tres jóvenes inspiradoras, cada una afrontando la escoliosis a su manera. Sus experiencias ponen de relieve la importancia de la detección precoz, la atención personalizada y la fortaleza en compartir la historia vivida de cada una.

Abagail sonríe junto a su osito de peluche Higgy en POPS, lleva aparatos dentales a juego.

Radiografías de la columna vertebral de Abagail antes y después de tres años de uso muy constante de corsé.

Chloe muestra con orgullo su corsé ortopédico rosa para la escoliosis.

Chloe sonríe junto a su cirujano, el Dr. Pahys.

Radiografías de la columna vertebral de Chloe antes y después de su cirugía VBT.

Savannah sonríe junto a su osito de peluche Higgy, que lleva un aparato ortopédico a juego.

Radiografías de la columna vertebral de Savannah con y sin corsé.

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