Rhyatt, de siete años, nació con labio leporino y paladar hendido, una afección que ha marcado gran parte de su joven vida.
Cuando tenía 4 meses, a Rhyatt le hicieron su primera operación. Fue un procedimiento extenso que incluyó la reparación del labio leporino, la colocación de una sonda de alimentación y una revisión de la circuncisión. Su madre recuerda claramente ese momento, especialmente lo difícil que fue ver cómo le costaba a Rhyatt comer cuando era bebé. Debido a una grave aversión a la comida, la alimentación por boca se volvió casi imposible, por lo que decidió colocarle una sonda de alimentación.
Desde entonces, Rhyatt se ha sometido a varias cirugías más. Ha tenido tres cirugías de paladar y múltiples injertos óseos. Además del tratamiento para su labio leporino, Rhyatt ha tenido otras dificultades médicas. Le diagnosticaron una deficiencia de la hormona del crecimiento, por lo que durante cuatro años recibió inyecciones de hormonas todos los días. También tiene epilepsia.
Por suerte, la mamá de Rhyatt sabía exactamente dónde buscar ayuda. Durante su infancia, ella vino muchas veces al Hospital Shriners para Niños de Shreveport porque su hermano, que tiene parálisis cerebral, recibió todas sus cirugías allí. “Crecí aquí”, dijo. “Recuerdo ser una niña y estar sentada en la sala de espera con mi mamá. En aquel entonces era algo que duraba todo el día”. Gracias a este vínculo de toda la vida, ella no tuvo dudas de que estaría en las mejores manos. “Conocía la historia de Shriners Children's. Sabía que lo cuidarían bien y que recibiría la mejor atención”.
Conocía la historia de Shriners Children's. Sabía que lo atenderían bien y que recibiría la mejor atención.
Esa confianza se profundizó cuando conocieron a la Dra. Rachel A. Bishop, DDS, MD, la especialista en fisura labiopalatina y afecciones craneofaciales a cargo de las cirugías de Rhyatt. Rhyatt y su madre la adoran, no sólo por su habilidad en el quirófano, sino porque se comunica con gran claridad y amabilidad. “Ella me lo cuenta todo”, dijo Rhyatt. “Por eso las cirugías ya no me dan tanto miedo”. Para un niño como Rhyatt, que una dijo: “A veces la gente no entiende lo que digo”, que su doctora lo haga sentir escuchado y contemplado es algo realmente especial.
El labio leporino y el paladar hendido son hereditarios en la familia de Rhyatt, por lo que el diagnóstico no fue una sorpresa total para su madre. Su prima nació con esta afección, y tiene tres hijas que también la padecen. Pero Rhyatt es el primer varón de la familia que nace con esta enfermedad. Él es consciente de que su recorrido médico está lejos de terminar y que le esperan más cirugías. “Hemos hablado de ello”, dijo su madre, “así que sabe que habrá una cirugía por año, al menos por un tiempo. Pero no es para siempre”.
En el futuro, Rhyatt necesitará nuevos injertos óseos, ortodoncias y reconstrucción nasal, para remodelar la parte plana de la nariz y favorecer una respiración saludable y el crecimiento del rostro. Pero por ahora, es feliz siendo un niño, construyendo rampas para sus camiones monstruo, pasando tiempo con sus perros Chili y Sky, y comiendo papas con queso como si nada. También disfruta jugar con Legos y saltar en el trampolín. Es fanático de las actividades al aire libre y suele disfrutar del sol con sus amigos del barrio. Pescar y pasear por el barro en su vehículo todoterreno son algunas de sus actividades favoritas. Rhyatt tendrá un largo camino por delante, pero avanza con confianza y forja su propia e irrepetible historia.