Por Ivy, madre de Dot
Mi nombre es Ivy. Mi hija Dot completó una ronda de enyesado en serie para corregir su marcha de puntillas en el Hospital Shriners para Niños de Portland, y necesito contarles que todos se comportaron de manera totalmente excepcional.
Les contaré un poco de historia. Mi hija y yo viajamos al hospital desde Boise, Idaho, para el enyesado en serie y sesiones de fisioterapia. Agotamos todos los recursos que teníamos a nivel local antes de encontrar Shriners Children's. Mi familia y yo creemos que fueron enviados del cielo.
Nuestra fisioterapeuta principal fue Michelle Foss, PT, DPT, y sinceramente, solo tengo palabras de admiración hacia ella. Luego me enteré, por boca de otras personas, que había dudas sobre aceptar el caso de mi hija porque teníamos que viajar desde muy lejos (¡una preocupación razonable!). Michelle nos defendió y creyó en nosotras para llegar a tiempo a las visitas. ¡Ella ya nos estaba defendiendo después de sólo una llamada telefónica!
Una vez que conocimos a Michelle en persona, su impacto fue aún mayor. Mi hija tiene 5 años. Estaba muy tímida y nerviosa todo el proceso. Cuando conocimos a Michelle, ella notó que mi hija estaba un poco tensa e inmediatamente se sentó en el suelo para hablar con ella y hacerla sentir bienvenida y segura. Incluso llegó al punto de mirar tras mis piernas cuando ella se estaba “escondiendo” allí, para hablar con ella. Michelle nunca perdió la paciencia, nunca nos hizo sentir apuradas, y nos explicó todo, con lo que logró que mi hija salga lentamente de su caparazón, y lo que podría haber sido una primera cita muy estresante, terminó siendo una experiencia muy positiva.
Cada visita con Michelle fue así. Su cuidado y compasión genuinos fueron infinitos, y se aseguró de que cada sesión fuera positiva y que sonriéramos y hasta riéramos, de principio a fin de la sesión. Ella fue increíblemente considerada con nosotras y toda oportunidad que tuvo para facilitarnos las cosas, la aprovechó con gusto. Incluso recibí una llamada de ella en su día libre, porque había notado un conflicto en nuestra agenda y me llamó desde su casa para asegurarse de que lo hubiéramos podido solucionar antes del enyesado de la semana siguiente.
No solo era fue un encanto de persona, sino que su capacidad era obviamente de primer nivel. Mi hija mejoró más en los pocos meses que estuvo atendiéndose con Michelle que en el año que pasamos anteriormente con todos los otros terapeutas. Michelle tenía la respuesta para cada pregunta, siempre fue considerada en sus respuestas pero honesta, y nos ayudó a tener una comprensión completa de en qué punto del proceso estábamos y hacia dónde nos dirigíamos. Durante este tiempo, viajamos literalmente miles de kilómetros. Gracias a Michelle, puedo decir que cada viaje valió la pena. Tengan en cuenta que nunca he conocido a una mujer más humilde que Michelle. Si alguien le pregunta sobre esto que cuento, se hará la distraída y dirá que el trabajo duro de todos los demás fue la clave de nuestro éxito. Y tiene razón, pero en parte. No me alcanzan las palabras para agradecerle a Michelle. Ella marcó una diferencia importante en la vida de Dot y de nuestra familia.