En febrero de 2022, Sierra estaba embarazada de su segundo hijo y estaba decidida a lograr que Phoenix aprendiera a ir al baño antes de que su hermano llegara al mundo. Tras agotar sus opciones en casa, contactó al pediatra de su hijo. El pediatra le recetó un laxante para ayudarlo a evacuar. El régimen de un laxante al día durante cuatro semanas no tuvo efecto: sus evacuaciones intestinales seguían siendo bastante grandes y le causaban mucho dolor. “Fue muy frustrante”, dijo Sierra. “Nada funcionaba y sentía que no me escuchaban”.
Estaba claro que era una situación muy estresante y vergonzosa para Phoenix que iba más allá de saber o no ir al baño: Hubo un factor psicológico. En junio de 2022, Sierra comenzó a entrar en pánico: la fecha prevista del parto se acercaba cada vez más y Phoenix empezaría el preescolar en agosto.
“Phoenix se estreñía por negarse a ir al baño”, dijo. “Cada vez que hacía caca era muy doloroso. Y ya que cuanto más esperas, más grande y más difícil es, entonces decidí usar MiraLAX en parte para mostrarle que hacer caca no es doloroso. Pero incluso con medicación, él seguía intentando evitarlo”.
El pediatra de Phoenix lo derivó a un psicólogo social. Este consultor cobraba honorarios elevados y Sierra consideró que sus consejos no eran útiles. Ajustaron su dieta, consiguieron una tabla con pegatinas y elaboraron un cronograma para hacer caca, lo que le costó mucho tiempo y dinero a su familia.
Obtener esperanza en el programa colorrectal del Hospital Shriners para Niños del Norte de California
Como la fecha de inicio del preescolar de Phoenix se acercaba, Sierra se comunicó con el director de la escuela para ver si debían retirarse del programa, ya que él no cumplía con sus requisitos.
"Pensé que no le había enseñado bien a ir al baño y que había fallado como madre", dijo Sierra. “Tenía un bebé de 4 semanas y me sentía muy aislada y sola. La parte más aterradora de ser madre es no saber qué hacer para defender y proteger a tu hijo”.
No fue hasta que tuvieron su primera cita en el Hospital Shriners para Niños que todos los problemas que enfrentaban se validaron.
El Hospital Shriners para Niños del Norte de California es hogar del único programa colorrectal y gastrointestinal pediátrico integral en el sistema de atención médica del Hospital Shriners para Niños y el único programa de su tipo en California. El Centro Colorrectal Pediátrico es uno de solo 18 hospitales en el país que ofrece esta atención pediátrica altamente especializada, y nuestro equipo multidisciplinario está comprometido a brindar tratamiento y apoyo de primer nivel a niños con deformidades intestinales y anales complejas. Utilizamos tecnologías de avanzada para garantizar tratamientos quirúrgicos óptimos y ofrecer excelentes resultados, al mismo tiempo que empoderamos a los pacientes y sus familias en el camino hacia mayor independencia y confianza.
“Creí que éramos un tanto aburridos; ¡ya habían visto esto tantas otras veces!”, dijo Sierra.
Después de su primera cita en el Hospital Shriners para Niños cuando tenía 3 años, a Phoenix le quitaron el laxante que tomaba y le dieron dos laxantes de acción más rápida. Tenía menos accidentes, pero todavía los tenía. Fue en este punto que el equipo colorrectal decidió que la aplicación de una inyección de toxina botulínica en el esfínter interno sería beneficiosa.
“El botox ayuda a relajar el esfínter interno y así permite un paso más fácil de las heces”, dijo el Dr.Payam Saadai, , cirujano pediátrico y director del centro colorrectal pediátrico del Hospital Shriners para Niños del Norte de California. “Esto nos ayuda a terminar con el problema de las conductas de retención de heces que son comunes en los niños pequeños con estreñimiento, y nos permite adoptar soluciones no invasivas, como modificaciones en la dieta o medicamentos”.
Este procedimiento hizo que cuando Phoenix sintiera presión, no tuviera más opción que soltar. Aunque esto fue algo bueno, se le advirtió a su familia que existía la posibilidad de que ocurrieran más accidentes antes de que la situación mejorara.
“Hicieron un gran trabajo al llevarlo a la sala de espera preoperatoria”, dijo Sierra. “Le dieron juguetes, lo vistieron con una bata y bebió Versed líquido con saborizante. No suele sentirse cómodo cuando tiene que dejar a mamá y papá, pero no recuerda el procedimiento y todavía le encanta venir al Hospital Shriners para Niños”.
Después del procedimiento, el equipo colorrectal le recetó enemas. A Phoenix no le gustaban los enemas, lo que le ayudó a darse cuenta de que prefería evacuar las heces de forma natural.