Asistir al baile de graduación es una tradición de la escuela secundaria que muchos adolescentes esperan con gran emoción y anticipación. Para Aleia, su fiesta de graduación tuvo un significado especial. Gracias al equipo del equipo de Servicios Ortopédicos y Prostéticos Pediátricos (POPS) del Hospital Shriners para Niños de Nueva Inglaterra, se lució en la pista de baile con sus amigos con su prótesis de rodilla, que le abrió muchas posibilidades nuevas.
Aleia se convirtió en paciente del Hospital Shriners para Niños de Nueva Inglaterra a la edad de 3 años tras una amputación de la pierna izquierda. Los padres de Aleia viajaron desde su casa en Syracuse, Nueva York, para consultar con Brock McConkey, CPO, gerente de prótesis y ortesis en el Hospital Shriners para Niños de Nueva Inglaterra en Springfield, Massachusetts. El protesista se comprometió a trabajar con ellos para determinar qué prótesis satisfaría mejor las necesidades de Aleia. “Brock siempre ha sido creativo y de mente abierta, y se mostró muy dispuesto a trabajar con nosotros para resolver las cosas”, dijo la madre de Aleia, Nicole. “Por eso conducimos hasta aquí”.
A medida que Aleia iba creciendo y realizaba más actividades, descubrió que su movilidad a veces se veía limitada por las prótesis que usaba. Su familia comenzó a evaluar la posibilidad de una rodilla con microprocesador (MPK por las siglas en inglés del dispositivo), con su equipo de atención, que a esta altura incluía al asistente médico, Adam Iwanski, PAC, y a la Dra. Lael Luedtke, MD, cirujana ortopédica y directora médica del Hospital Shriners para Niños de Nueva Inglaterra.
La rodilla MPK tiene una computadora incorporada que se ajusta a la forma de caminar específica de cada paciente y le permite caminar con más eficiencia y estabilidad. Proporciona a los pacientes la capacidad de controlar mejor su postura y balancear su peso con mayor facilidad. "A medida que los pacientes entran en la adolescencia, es importante comenzar a evaluar el desgaste de su lado sano", dijo Brock. “Un paciente que depende demasiado de una extremidad a lo largo del tiempo, acabará desgastándola. A largo plazo, una tecnología como la MPK realmente ayuda a reducir ese desgaste.
Según Brock, antes de que el paciente reciba la MPK pasa por una prueba para aprender cómo funciona, qué se siente y si satisfará sus necesidades. “Primero analizamos las actividades que realiza el paciente, para determinar si la rodilla computarizada sería beneficiosa”, dijo. “Durante el ensayo, queremos asegurarnos de que el paciente sienta el beneficio y que tenga éxito, es decir, que aprenda a utilizar el MPK en todo su potencial”.
Antes de poder participar en un ensayo y recibir la rodilla con microprocesador, Aleia primero necesitaba someterse a otra cirugía en la pierna izquierda. La Dra. Luedtke realizó una amputación de desarticulación de la rodilla para permitir nuevas opciones de prótesis, incluida la MPK.