Cuando era una niña de 13 años a punto de someterse a una cirugía de escoliosis, Elliana recibió dos obsequios invaluables del Hospital Shriners para Niños St. Louis.
“Recuerdo aquella vez, justo antes de mi cirugía, el personal vino con una bolsita y repartió ositos de peluche. Todavía tengo el mío. Es este osito de peluche rosado y esponjoso”, recordó con cariño Elliana, que ahora tiene 25 años, durante una entrevista a través de Zoom. “No fue nada grande, pero recuerdo que esos pequeños momentos lograron que todo sea menos aterrador. Allí me di cuenta de que querían cuidarme”.
Si bien esto sucedió hace más de una década, le hizo entender cómo una persona debía recibir atención.
El segundo regalo que recibió Elliana fue esa semilla que se plantó en su vida, la cual años después floreció y tomó la forma de su carrera profesional. Hoy en día se está esforzando por obtener su Ph.D. en la Clínica Mayo, cuyo foco es la bioquímica así como la biología celular y molecular. Ella reconoce que su tiempo como paciente en Shriners Children's fomentó este interés en la ciencia. Además, desea tener una conexión cercana con la atención al paciente.
“Una experiencia como esta podría haber hecho que nunca más quisiera volver a poner un pie en un hospital. Pero, en mi caso, me gustaba tanto este ambiente que quería volver como una profesional. Estoy realmente agradecida por haber sido atendida en Shriners porque, si no hubiera tenido una experiencia tan buena o si hubiera ido a otro lado, quizás ni siquiera estaría en el campo de la medicina, que ahora es mi pasión. Estoy realmente agradecida no solo por las citas que tuve y el aspecto médico de mi experiencia, sino también por la atención y la excelencia que se esfuerzan por tener en el consultorio, algo que tuvo un impacto en mí mucho más allá de mi recuperación a nivel físico. Estoy muy agradecida por eso y por todo lo que hace Shriners”.
Sin embargo, el viaje no fue exactamente fácil.
Una etapa cargada de miedos
A Elliana le diagnosticaron escoliosis cuando tenía 11 años. Fueron un par de años difíciles porque la progresión de la escoliosis se estaba volviendo cada vez más difícil de tratar.
Cuando Elliana, nacida en Iowa, fue derivada al Hospital Shriners para Niños St. Louis, ella y su familia esperaban escuchar que podría necesitar cirugía dentro de unos años. En cambio, el equipo de clase mundial decidió que necesitaba someterse a una cirugía lo antes posible.
“Esa fue una noticia difícil de digerir como una niña de alrededor 12 o 13 años”, admitió. “Terminamos programando la cirugía unos seis meses después de que tuve esa primera cita”.
Después de una serie de visitas preoperatorias, los cinco días en el hospital la semana de la cirugía son un poco borrosos. Sin embargo, la experiencia general permanece grabada en su memoria desde hace más de una década.
“Creo que lo que siempre me llamó la atención fue el ambiente amigable. Nunca fue aterrador y nunca sentí que debían arrastrarme adentro y afuera”, comentó. “El tratamiento médico que recibí en Shriners me permitió vivir mi vida al máximo. Obtener ese tratamiento me permitió hacer muchas cosas que probablemente no hubiera podido hacer si no me hubiera hecho la cirugía. Además, transitar por el ámbito médico a una edad tan temprana realmente despertó mi curiosidad y me brindó la pasión de seguir una carrera en ciencias médicas”.
A Elliana le gustaría ofrecer un simple consejo a cualquier posible paciente de Shriners que se encuentre en la misma situación y se sienta nervioso y preocupado.
“Lo primero que diría es que no tengan miedo de hacer preguntas”, dijo. “Creo que a veces en esa situación, es realmente abrumador. Pasamos de no tener idea de lo que se trata cierta enfermedad a que de repente sea parte de nuestras vidas y tratamos de entender esta compleja idea, que en parte se entiende y en parte, no. Por eso recomiendo a que hagan preguntas. Al menos para mí, saber lo que está pasando lo hace un poco menos aterrador”.
El Dr. Lawrence Lenke, uno de los profesionales médicos que atendió a Elliana en Shriners, la hizo sentir cómoda a la hora de hacer esas preguntas
“Era un hombre increíblemente ocupado. Trabajaba un día en Shriners, y al otro día estaba trabajando en el Barnes Jewish Hospital, donde también era profesor. Siempre lo seguía un gran grupo de estudiantes de medicina y médicos residentes, por lo que estaba ocupado”, explicó. “Sin embargo, nunca sentí que me apurara. Siempre preguntaba: ‘¿Tienes alguna pregunta? ¿Hay algo que pueda explicarte?’ Y siempre se tomó el tiempo para responder a mis preguntas. Para mí, eso fue realmente valioso”.
El viaje por delante
Cuando comenzó a postularse para las escuelas de posgrado, Elliana sabía que realmente quería un entorno que no fuera solo académico, sino que realmente tuviera el lado clínico de la atención.
“Me encantó el entorno de Shriners, donde los niños pueden acudir en busca de ayuda y curación incluso en medio de situaciones difíciles. Aún venían a este lugar que parecía tener un ambiente realmente feliz. Reflexioné mucho sobre mi propia experiencia en ese momento”.