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Niños ayudando a niños, versión reinventada: Equipo de robótica liderado por un estudiante de secundaria se embarca en proyecto de servicio que cambia vidas

Jack, un estudiante de último año de la Escuela Waterford, posa con los dispositivos BBLT que construyó junto a su equipo de robótica para el Hospital Shriners para Niños de Salt Lake City.

Jack Khachatryan, un estudiante de último año de la Escuela Secundaria Waterford, ha sentido desde que tiene uso de razón una pasión por colaborar con el Hospital Shriners para Niños de Salt Lake City. Ha organizado eventos de recaudaciones de fondos para niños y ha sido voluntario en el Departamento de Asiento y Movilidad, pero su trayectoria estuvo realmente completa cuando su equipo de robótica ayudó a Shriners de Salt Lake City a crear dispositivos de movilidad que cambiaron la vida de las familias: los Baby Bug Learning Toys.

Los inicios

La conexión de Jack con el Hospital Shriners para Niños de Salt Lake City comenzó con una limonada, o eso parece. En realidad, todo empezó con su madre, Emily Tyler, asistente médica del Hospital Shriners para Niños de Salt Lake City. Pero su historia de filantropía con la organización comenzó verdaderamente con limonada.

A los 5 años, Jack y su hermana melliza buscaban algo que hacer en un caluroso día de verano y encontraron la actividad más lucrativa para dos niños de 5 años: un puesto de limonada. Como era de esperar, el puesto fue un éxito y los mellizos estaban muy satisfechos con sus ganancias y probablemente tenían grandes planes sobre cómo querían gastarlo. Hasta que Emily le sugirió una idea diferente: que donaran el dinero al Hospital Shriners para Niños de Salt Lake City.

“Al principio pensamos: ‘este es el dinero que ganamos con tanto esfuerzo, no vamos a hacer eso’, pero mi madre nos convenció”, dijo Khachatryan. “Desde entonces, se convirtió en una especie de tradición que mantuvimos durante años y años”.

Con el tiempo, su puesto de limonada se convirtió en una iniciativa de recaudación de fondos y pasaron a llamarla “Kids Helping Kids” (niños ayudando a niños). La limonada no tenía un precio fijo, pero al saber que todas las ganancias serían donadas al Hospital Shriners para Niños de Salt Lake City, tenían personas que pagaban hasta 15 dólares por un vaso de limonada. Según Emily, los hermanos terminaron recaudando bastante dinero para la organización.

Jack y su hermana melliza posan junto a su puesto de limonada Kids Helping Kids.

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Próximos pasos

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