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Sin límites: la historia de Juan Diego

No Boundaries: Juan Diego's Story

Juan Diego, 18, was burned in an electrical accident when he was 13, leaving his hands seriously disfigured. He spent more than a month in the hospital in Honduras. When he returned home, he was completely dependent on others for even the most basic tasks. He could not take care of himself, go to school, or draw or play music, two of his passions.
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Juan Diego:

Soy Juan Diego. Bienvenidos a Tegucigalpa, mi ciudad natal ubicada en Honduras. Este es el lugar donde nací y crecí, como cualquier otro niño normal.

Jackie:

[Español 00:00:19].

Juan Carlos:

Recuerdo que siempre fue mi mejor amigo. Siempre quise jugar con él en mi equipo y todo eso, y siempre lo defenderé. Y sí, porque soy el hermano mayor y siempre fui muy protector con él desde pequeño.

Juan Carlos:

[Español 0:00:57].

Juan Diego:

Cuando tenía 13 años, mi mamá decidió mudarse a un apartamento nuevo, aún en construcción, que estaba en un tercer piso hacia la calle. Como estaba en construcción, el apartamento no estaba totalmente terminado. Había una ventana sin vidrio que daba a la calle a la misma altura del poste de luz y, por enfrente, había unos cables de alta tensión.

Jackie:

[Español 0:02:01].

Juan Diego:

En menos que un abrir y cerrar de ojos, sentí que toda la carga, toda la electricidad, literalmente atravesaba mi cuerpo. Sucede tan rápido que no tienes tiempo para reaccionar. Mi corazón comenzó a latir muy rápido hasta el punto en que sentí que explotaría. Y, de repente, todas las luces se apagaron y me sentí como en una cueva solitaria. Porque podía escuchar a mi madre gritar debido a su preocupación.

Jackie:

[Español 0:03:19].

Juan Diego:

Entonces, de repente, me desperté realmente asustado. Porque uno de los vecinos me estaba haciendo RCP para que pudiera reaccionar. Veía a cinco personas a mi alrededor y me preguntaban: “¿Estás bien?”. Me dieron un vaso de agua e intenté ponerme de pie, pero no pude. Y, obviamente, no me dejaron, así que me preguntaba por qué no podía levantarme. Y me sentí como si no tuviera brazos, porque no podía moverlos. Y fue entonces cuando me di cuenta de lo que pasaba, miré a mi alrededor y vi que me había quemado las manos.

Jackie:

[Español 0:04:27].

Juan Carlos:

[Español 0:05:08].

Juan Diego:

Día a día, fui aprendiendo lo que significa ser un sobreviviente de quemaduras y experimentando todos los procesos, todos los dolores. Recuerdo que una noche comencé a experimentar ese sentimiento de impotencia. Uno de los enfermeros llamó a mi familia, y ahora tengo el recuerdo de 10 personas tratando de cruzar esta pequeña puerta para saludarme y todo eso. Y solo recuerdo una sonrisa en mi rostro y lágrimas en mis ojos, de solo verlos. En ese momento, comencé a entender lo especiales que son y a experimentar ese sentimiento de que no estaba solo en ese momento.

Jackie:

[Español 0:06:21].

Juan Carlos:

[Español 0:07:26].

Juan Diego:

Recuerdo cuando fui a mi primera cita. Y fueron muy amables y cuidadosos al quitarme los vendajes. Ellos fueron comprensivos y entendían que, hasta ese momento, no había visto mis manos. Mis padres acababan de decirme: “Tienen que hacerte unas amputaciones en los dedos.”, pero yo no me había mirado las manos aún.

Jackie:

[Español 0:08:28].

Courtney Updegrove:

Creo que lo primero que siempre digo sobre Juan Diego es que tiene la mejor actitud que se puede tener. Tiene un gran futuro por el que luchar. Siempre está mirando hacia adelante. Y siempre digo que es una de esas estrellas brillantes que todo el mundo busca.

Dr. Joseph Upton:

Creo que es increíble. Porque la quemadura tenía que pasar por un brazo y llegar al otro, y el corazón está en medio. En estos casos, por lo general, se produce una fibrilación y el paciente no sobrevive. Sin embargo, él por supuesto que sobrevivió. Teníamos que ayudarlo a volver a sentir, a tener sensaciones. Me encanta hacer esto con los niños, porque se obtienen excelentes resultados. Y de eso se trata hacer un injerto de nervio, así que tomamos nervios de otra parte de su cuerpo y los movimos a su mano.

Dr. Branko Bojovic:

Diría que parte de mi papel en su tratamiento fue salir en ese tipo de forma y con esa apariencia, y mejorar algunas de las cosas desde el punto de vista de la apariencia. También debía complementar las ganancias funcionales que ya había logrado y ayudarlo para suavizar las cosas en términos de cicatrices. Juan Diego es conocido como “el alcalde del hospital”. Cuando aparece, es casi como si lo estuviera trayendo una caravana.

Juan Diego:

Justo después de mi cirugía de injerto de nervio, tenía unas cicatrices realmente enormes en la mano. Y recuerdo haberle preguntado al doctor: “Doctor, ¿usted cree que voy a tener esta cicatriz por siempre?”. Él respondió muy serio: “Niño, somos cirujanos. Aquí no dejamos cicatrices.”. Yo no podía creer su respuesta. Pensaba que él era de otro mundo. Y tal como dijo, un mes después, no pude ver la misma cicatriz. Y hasta el día de hoy, no ves ninguna cicatriz aquí. Así es como puedo resumir el tratamiento en Shriners.

Juan Carlos:

Juan Diego es como una luz en la oscuridad. No importa dónde esté, él siempre brilla. Siempre saca lo mejor de cada uno, y por eso creo que es un gran líder. Existe esta frase que ahora decimos en nuestra familia que dice que Dios le da sus peores batalles a sus mejores guerreros. Y esa es la batalla que se le dio a Juan Diego.

Jackie:

[Español 0:11:40].

Juan Carlos:

[Español 0:11:40].

Juan Diego:

Técnicamente, no podría estar vivo. No podría tener manos. Eso es lo que me sorprende. El propósito de todo esto es mostrar cuán bueno es Dios en estos casos. Venir aquí es como el mejor regreso que puedas imaginar. Cinco años después del accidente, me siento tan bien, vengo con esta actitud, con la esperanza de ayudar a tanta gente, pero ahora como embajador internacional para pacientes. Es como reírse en la cara de ese edificio, porque simplemente no pudo detenerme. No fui yo, fue mi familia, que me ayudó, mis amigos y, por sobre todas las cosas, Dios siendo soberano. No es gracias a mí. Es gracias a todas las personas que me ayudaron, incluido el equipo de Shriners.