Pasos hacia la independencia en el Hospital Shriners para Niños de Texas.

Conozca a Miguel

Durante la mayor parte de su infancia, Miguel dependió de sus rodillas y de una patineta para desplazarse por el mundo.

Había nacido con artrogriposis, una afección que limita el movimiento de las articulaciones en brazos y piernas,y no podía caminar. Pero hoy, gracias a la atención brindada por el personal del Hospital Shriners para Niños de Texas, este panameño de 10 años está haciendo algo antes inimaginable: dando sus primeros pasos solo, usando un andador.

Miguel se ha atendido en el Hospital Shriners para Niños de Texas los últimos seis meses. Desde su llegada, él y su madre, Andrea, han trabajado en estrecha colaboración con el equipo de ortopedia, el cual desarrolló un plan quirúrgico detallado y por etapas para que Miguel pudiera mejorar la alineación y la función de la parte inferior de su cuerpo.

Miguel se realizó su primer procedimiento ortopédico en Panamá a los 4 años, un alargamiento bilateral del tendón de Aquiles para mejorar la rigidez de los pies. Ahora, su tratamiento en Texas ha incluido cirugías complejas de remodelación y liberación de músculos y huesos de las piernas y las caderas. En abril fue operado de su pierna derecha. En julio, se realizó una segunda operación para mejorar problemas de alineación en el lado izquierdo. Tres meses después de ese primer procedimiento, Miguel se puso de pie y comenzó a caminar por primera vez.

“Desde el primer día, ha sido una experiencia maravillosa”, dijo Andrea. “Toda la espera, la incertidumbre… al final, el tratamiento ha sido excelente”.

La terapia ha jugado un papel importante en la recuperación de Miguel. Asiste a sesiones todos los días, para desarrollar fuerza, equilibrio y confianza. Con la guía de los fisioterapeutas, ha aprendido a subir escaleras, maniobrar rampas, superar obstáculos y realizar tareas cotidianas como cepillarse los dientes y peinarse. Estos movimientos, que antes eran difíciles, son ahora elementos fundamentales para su independencia.

En otros hospitales teníamos que compartir habitaciones y salir para usar la ducha. Aquí tenemos un espacio que se siente como un hogar. Es reconfortante.
Andrea, mamá de Miguel

La escuela también es parte importante de la vida de Miguel en el Hospital Shriners para Niños de Texas. Tiene clases individualizadas con la maestra del hospital, Flor, donde tocan materias fundamentales como lectura, ciencias, escritura y, su favorita: matemáticas. Miguel ahora está en quinto grado y también difruta dibujar, pintar y bailar. Un día, sorprendió a Flor regalándole una serie de retratos que hizo especialmente para ella.

“Miguel es una pólvora: seguro de sí mismo, atrevido e inteligente. Tiene un gran sentido del humor y puede ser bastante tramposo”, dijo Flor. “Creo que logrará todo lo que se proponga, mientras crece y aprendiendo a caminar erguido por el mundo”.

A pesar de los altibajos de la cirugía y la recuperación, Miguel se mantiene optimista. Ha participado en eventos como el Día de la Limonada, Navidad en julio y celebraciones de verano. Incluso asistió a un partido de béisbol de ligas menores para animar a los Sugar Land Space Cowboys. A través de estos momentos, Miguel y a su madre han tenido la oportunidad de conectarse con otras familias que están pasando por experiencias similares.

Cuando se le pregunta qué lo hace sonreír siempre, la respuesta de Miguel es sencilla: “Todas mis amistades. Eso es lo que me hace seguir”.

Miguel y Andrea se están alojando en la nueva residencia para pacientes del hospital, a solo unos pasos de la entrada principal. Este espacio privado les brinda comodidad y conveniencia para la terapia ambulatoria. “Es excelente”, dijo Andrea. “En otros hospitales teníamos que compartir habitaciones y salir para usar la ducha. Aquí tenemos un espacio que se siente como un hogar. Es reconfortante”.

Mirando hacia el futuro, Miguel tiene grandes planes. “Cuando llegue a casa, empezaré a jugar al béisbol”, dijo con orgullo. Lleno de determinación, Miguel tiene un mensaje para otros niños que tienen problemas de salud:

“No se rindan”, dijo. “Deben ser fuertes para poder alcanzar sus metas”.

Paso a paso, Miguel avanza hacia un futuro lleno de posibilidades.

Miguel avanza

A Miguel le encanta participar en actividades que lo hacen sonreír, tanto dentro como fuera del hospital.

un niño con yesos en los brazos sentado entre Papá Noel y Mamá Noel

Miguel disfruta de un evento de Navidad en julio con Papá Noel y Mamá Noel.

una mujer adulta arrodillada junto a un niño en silla de ruedas

La mamá de Miguel, Andrea, arrodillada junto a él frente al puesto anual del Día de la Limonada de Shriners Children's Texas.

un niño emocionado en silla de ruedas sentado frente a un cupcake

Miguel se prepara para comer uno de sus dulces favoritos: un cupcake.

un niño con múltiples collares de cuentas de plástico sonriendo junto a una mujer con una tiara y una capa real

Miguel celebra el Mardi Gras en Galveston.

un niño con andador sonriendo con tres adultos

Miguel recibe el premio Paciente del Mes de manos de Daryl Atkinson (izquierda), su madre, Andrea (centro), y la Dra. Janay McKie, MD, jefa de ortopedia (derecha).

una obra de arte dibujada a mano de una mujer con un libro

Un retrato de Flor, la maestra del Hospital Shriners para Niños de Texas, dibujado por Miguel.

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