Sus momentos favoritos como voluntaria son las conexiones que forma con los pacientes. Un recuerdo que destaca es cuando a una jovencita en rehabilitación le costaba mucho completar su sesión de terapia. Los terapeutas probaron varias cosas para que la chica no llorara, pero ella seguía sufriendo. La joven paciente solo dejó de llorar cuando notó que Courtney estaba haciendo donas en su silla de ruedas eléctrica. Con solo ver eso, la chica pudo detener sus lágrimas. “A la niña le encantaba tomar de la mano a la gente”, dijo. “Ella no hablaba, así que tomar a alguien de la mano era su forma de demostrar afecto. Recuerdo que ella me miraba con sus hermosos ojos azules y me tendía la mano, que yo tomaba, asegurándole mi presencia y mi apoyo”.
Courtney se siente continuamente motivada por el entorno positivo y que todos comparten el objetivo de mejorar el bienestar de los niños. Para ella es muy gratificante poder devolver su tiempo a la organización que tanto la benefició cuando era niña.
Para aquellos que estén considerando ser voluntarios, Courtney les aconseja que siempre sean amables y compasivos con los pacientes y compañeros de trabajo. “Sean siempre flexibles y dispuestos a ayudar en todo lo que puedan”, dijo.
Al reflexionar sobre su experiencia como voluntaria, Courtney expresó lo agradecida que estaba por el impacto que tuvo el Hospital Shriners de Shreveport en su propia vida. “Sin el apoyo de Shriners, no habría alcanzado mi nivel actual de independencia”, dijo. “Mi familia y yo estaremos eternamente agradecidos con el personal por brindarnos la orientación y el apoyo que mejoraron mi bienestar. Sé que hay muchas otras familias que también están agradecidas con Shriners por darles la esperanza de que su hijo puede tener una vida mejor”.