Cuando Maddison tenía 10 años, se encontraba jugando junto a la cinta caminadora cuando su mano fue succionada y quedo atrapada debajo hasta que el abuelo pudo levantar la cinta y liberarla. Como resultado, sufrió una terrible quemadura en la mano y los padres de Maddie buscaron atención en el Hospital Shriners para Niños Boston.
Después de su lesión, a Maddie le preocupaba si podría practicar deportes o disfrutar de sus actividades favoritas. Su médico, Robert L. Sheridan, M.D., jefe del Servicio de quemados, explicó que las lesiones con cintas caminadoras son muy complicadas debido a los daños causados en el hueso y los vasos sanguíneos pequeños en el área impactada. En el caso de Maddie, el equipo de atención decidió no operar y prefirió tratar su lesión con rehabilitación y tratamiento de cicatrices. Maddie estaba encantada de poder regresar a su ajetreada vida activa sin ninguna limitación.
Maddie tiene un corazón de oro; su optimismo y compasión hacia otras personas brillan en todo lo que hace. Agradecida por la atención especializada que recibió en el Hospital Shriners para Niños Boston, decidió poner manos a la obra y cumplir su deseo de retribuir. Fundó su propia organización sin fines de lucro, Brave Bees, cuyo objetivo es propagar la bondad a través de su escuela y comunidad. Una de las metas de Brave Bees es “crear colonias de bondad, una escuela a la vez”. Maddie también recolecta recipientes llenos de anillas de latitas para donarlas al Hospital Shriners para Niños Boston. Las anillas de latitas se pueden convertirse en dinero y los fondos ayudan a apoyar a los pacientes y sus familias. Si desea obtener más información sobre la plataforma de Maddison, puede visitar el sitio web de Brave Bees.
Nos comunicamos recientemente con Maddie para ver qué ha estado haciendo desde la última vez que supimos de ella. Ahora, con 13 años, nunca dejó de hacer lo que ama, y siempre con una sonrisa en su rostro.
¡Hola, Maddie! ¿Qué has estado haciendo estos días?
Después de mucho trabajo duro, recientemente gané el título de Miss Maine Young Teen Young American Woman of Service de 2022. En el certamen, gané un premio Bronze Presidential Service por todo el trabajo voluntario que hice con mi organización sin fines de lucro, Brave Bees. En julio estaré compitiendo en el certamen nacional.
Probé ser animadora por primera vez y es muy divertido. He aprendido a hacer acrobacias, rutinas divertidas y lo mejor de todo es que puedo estar con mis amigos.
Para Navidad, me regalaron un gatito llamado Louie y nos mudamos a nuestra nueva casa. Pude ver cómo era mi dormitorio antes de que tuviera paredes. Nuestra casa tiene vista a un gran campo de maíz, por lo que podemos ver mucha vida salvaje. Por la noche, si encendemos las luces exteriores, podemos ver ciervos en nuestros comederos para pájaros.
La ayuda comunitaria y la filantropía parecen ser fundamentales para quiénes somos. ¿Qué puedes contarnos sobre tus actividades?
Mi objetivo es difundir la bondad, por eso hice mantas de seguridad con mi Memere (abuela) para llevarlas a Shriners [Children's] para algunos de los pacientes del área de quemados. Espero que durante sus procedimientos, estas pequeñas mantas puedan brindarles algo cálido, suave y reconfortante para sostener y que les ayude a aliviar sus temores. Todavía colecciono anillas de latitas; ahora se sumaron toda mi familia y amigos y guardan sus anillas también. Recibí una gran donación de una tienda popular en nuestra área que ha estado recaudando en mi nombre. ¡No pensé que fuera posible recolectar tantas anillas de latitas! Esto me tomó mucho tiempo, pero vale la pena apoyar a Shriners.
¿Por qué es tan importante para el servicio y el apoyo a Shriners Children's?
Es importante para mí debido a mi experiencia en Shriners. Acudimos a médicos en Maine con la esperanza de que pudieran ayudarnos, pero ninguno de ellos se sintió lo suficientemente cómodo como para transitar el largo viaje para ayudarme a recuperarme. En Shriners Children's, se aseguraron de que estuviera cómoda y feliz. Me dieron juegos para jugar y se aseguraron de que entendiera todo lo que decían, lo cual era muy importante para mí. El proceso de recuperación fue largo y, a veces, íbamos a Boston cuatro veces por semana, pero Shriners me convirtió en la persona que soy hoy. Si no fuera por el Dr. Sheridan y el equipo de Shriners, podría haber perdido mis dedos por completo. Ahora, solo tengo cicatrices que me recuerdan que incluso cuando parece que el mundo no podría empeorar, siempre hay alguien ahí para ayudar.