En el momento en que Elena caminó con sus nuevas piernas ortopédicas a sus 4 años, su vida cambió para siempre.
Elena, nativa de Rusia y luego adoptada por una familia en Minnesota, nació con una rara afección médica llamada deficiencia longitudinal de la tibia, que hizo que sus pies se doblaran hacia adentro y la obligó a aprender a caminar de rodillas. A la tierna edad de 3 años, Elena se encontró cara a cara con sus nuevos padres y se embarcó en su viaje a los Estados Unidos.
Menos de un año después, Elena, de 4 años, se sometió a la amputación de ambos pies en el Hospital Shriners para Niños Twin Cities, y sus médicos le aseguraron que con la ayuda de prótesis, podría ser tan activa como cualquier otro niño. Incluso a una edad tan temprana, Elena no escuchó la palabra “podría”, ella escuchó “podrá”, y su determinación la ha llevado muy lejos desde entonces.
Después de la cirugía, pasó meses recuperándose y asistiendo a fisioterapia en Shriners Children's. Menos de cinco meses después de su amputación, a Elena le colocaron su primer juego de prótesis de piernas. Elena dio sus primeros pasos el 12 de septiembre de 2001, un momento crucial que cambiaría la trayectoria de su vida para siempre.
A una niña que nació sin la esperanza de volver a caminar se le dio la oportunidad de un nuevo comienzo.
Cuando Elena cumplió 6 años, comenzó a asistir al Camp Achieve en el Hospital Shriners para Niños Twin Cities- En Camp Achieve, pudo pasar una semana con otros niños con diferencias en las extremidades.
“Nuestros campamentos brindan a los niños la oportunidad de conocer a otros que tienen la misma edad y tienen un diagnóstico similar. Año tras año, me sorprende lo mucho que aprenden unos de otros y cómo fomentan la independencia de cada uno”, explica Maureen Johnston, terapeuta recreativa. “Hacemos hincapié en la importancia de probar cosas nuevas para ayudar a los campistas a ganar confianza, pero es posible desarrollar habilidades sociales y formar lazos de amistar para toda la vida sean los resultados más importante de estos campamentos”.
“Me gusta decir que mi tiempo en Shriners Children's fue más una experiencia familiar”, recuerda Elena. “Por ejemplo, cuando entraba al hospital, siempre me recibía alguien que por lo general ya sabía mi nombre. Y al final de la visita, solía salir del lugar luego de abrazarme con al menos una persona. Espero aprovechar lo que he ganado de mi tiempo en Shriners Children's en mi carrera, relaciones y nuevas oportunidades por delante. Quiero extender esa misma experiencia familiar a los momentos cotidianos y animar a los que me rodean a vivir su vida al máximo sin importar el obstáculo”.