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Paciente del Hospital Shriners de Boston, inspirada para obtener un título de médica

Pasar la infancia entrando y saliendo de un hospital puede ser, cuando menos, difícil. Muchos niños se pierden de experiencias en casa con familiares y amigos. Esto es especialmente cierto en el caso de aquellos pacientes que tienen que viajar a otro país para recibir atención. En los Hospitales Shriners para Niños de Boston, nuestros equipos de atención hacen su mayor esfuerzo para que todos los pacientes se sientan como niños brindándoles la posibilidad de vivir experiencias normales, sin importar cuán lejos de su casa puedan encontrarse. Lo más importante es que les damos la esperanza de que crecerán para disfrutar de una vida significativa y plena.

Nos encanta mantenernos en contacto con nuestros pacientes y saber qué siguen haciendo con sus vidas. Nos resulta sumamente especial cuando nos enteramos de que un paciente se sintió inspirado por su atención para seguir una carrera en medicina.

Guadalupe, “Kika”, una joven de México, sufrió graves lesiones por quemaduras cuando era bebé. Frustrados por la calidad de la atención y las opciones de tratamiento disponibles en México, sus padres comenzaron a buscar alternativas en otros países. En cada uno de los hospitales, a la familia le decían que no se podía hacer nada más para ayudar a Kika, hasta que su padre vio una publicidad de los Hospitales Shriners para Niños. Eso desencadenó una serie de eventos que cambiaron para siempre el rumbo de la vida de Kika.

Kika hizo su primer viaje a Boston para recibir atención médica cuando tenía 6 años, y durante los siguientes 20 años continuó yendo periódicamente. Su tratamiento incluyó más de 20 sesiones de cirugía plástica en el rostro y la nariz para revertir los efectos negativos de procedimientos anteriores, corregir problemas en la respiración y atenuar las cicatrices. Cuando recuerda toda su experiencia en los Hospitales Shriners, a Kika no le alcanzan las palabras para hablar sobre la calidad de la atención recibida.

“La atención que recibí en el Hospital Shriners de Boston fue sin dudas la mejor que cualquier ser humano podría pedir”, aseguró. “Los detalles, la atención, su amor, su hospitalidad... y lo más importante es que pudieron tratar mi dolor. Ni una sola vez sentí dolor o incomodidad bajo tan terribles circunstancias. La atención que le brindaron a mi familia fue excelente”.

Hoy, con 28 años, a Kika le faltan apenas unos meses para que la junta le otorgue su certificación de médica. Ya completó su formación e hizo su residencia en un hospital público de México. Su sueño es convertirse en médica del departamento de emergencias y comenta: “Durante esas situaciones de crisis, yo puedo ayudar a las personas. Nunca se torna rutinario, nunca ves lo mismo dos veces, lo cual resulta muy apasionante”.

Su experiencia en el Hospital Shriners de Boston fue uno de los factores que más influyeron en su decisión de ser médica.

“Me pasé toda la vida entrando y saliendo del hospital. Desde que era pequeña, siempre me pregunté cómo hacían los médicos para saber tanto y ayudar a tantos niños. Entonces decidí que mi sueño sería ser como ellos, quizás no cirujana, pero saber que puedo ayudar a otros haciéndolos sentir mejor o a salvo como yo me sentí”.

Son muchos los profesionales del Hospital Shriners de Boston que tuvieron un impacto decisivo en Kika. “Mi experiencia con todos los médicos, enfermeros, terapeutas y el resto del personal fue lo que me dio alas y me permitió llegar adonde estoy hoy. Su influencia me inspiró para elegir este camino y ser médica. Con cada paciente que conozco, recuerdo mis días en Shriners. Siento una gratitud especial por el Dr. Matthias Donelan, que es y siempre será como mi ídolo de rock”, añadió. “Fue mi inspiración, y me encantaría ser tan buena como él algún día.

Matthias B. Donelan, M.D., está orgulloso del progreso que ha hecho su paciente a lo largo de los años: “Es gratificante saber que su experiencia fue positiva y por eso decidió formar parte de la profesión que le brindó atención. Es reconfortante ver a pacientes jóvenes que quieren mejorar la vida de los demás siguiendo el mismo camino. Guadalupe es, sin dudas, una joven admirable. Siempre se ha mostrado decidida y agradecida, una combinación maravillosa. Ha sido un placer inmenso para mí atenderla durante tanto tiempo y ver que ha alcanzado su meta de ser médica. Nada de todo esto podría haberse logrado sin nuestro personal, el apoyo de nuestro maravilloso hospital de Boston y el trabajo filantrópico de Shriners”.

Aunque a Kika le cuesta decidir cuál es el mejor recuerdo de todos los que tiene de sus años en el Hospital Shriners de Boston, lleva a todos los integrantes del personal dentro de su corazón. “Con toda sinceridad, puedo decir que el hospital es como mi segundo hogar, y el personal, como mi segunda familia”, expresó.

En los Hospitales Shriners para Niños de Boston, estamos orgullosos de todos nuestros pacientes que superan increíbles obstáculos para convertirse en personas excelentes que trabajan para sus comunidades. La historia de Kika es realmente inspiradora, y su voluntad para seguir su pasión a pesar de las dificultades es admirable. Le deseamos lo mejor y sabemos que sus futuros pacientes estarán en buenas manos.

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