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La escoliosis bajo otra mirada: Prevenir, innovar y transformar vidas

Dr. Jean A. Ouellet, M.D., FRCSC

Por el Dr. Jean A. Ouellet, MD, FRCSC, cirujano ortopédico, Hospital Shriners para Niños de Canadá

En honor al Mes de Concientización sobre la Escoliosis, quiero compartir una verdad importante: La escoliosis no se puede prevenir, pero gracias a la detección temprana, en muchos casos se puede evitar la cirugía. Este no es sólo un mensaje esperanzador: es una realidad que puede cambiar drásticamente el futuro de un niño.

En Canadá, hay unos 10 millones de niños y adolescentes menores de 17 años con el riesgo de desarrollar escoliosis. Es muy importante que los padres recuerden esto: en la mayoría de los casos, una sola consulta especializada es todo lo que se necesita. Se obtiene tranquilidad y asesoramiento preventivo y, a menudo, se puede descartar la necesidad de más tratamiento. Los casos que sí necesitan tratamiento realizan un seguimiento continuo y la mayoría de ellos pueden tratarse sin cirugía. Sólo un pequeño porcentaje llega a necesitar cirugía.

Por eso siempre enfatizo la importancia de la detección temprana: puede cambiar mucho los resultados.

Para los padres, esto significa que las señales sutiles (hombros desparejas, una postura inusual o una asimetría en la espalda) merecen mucha atención. Para los médicos de familia, significa que una derivación temprana, incluso cuando los síntomas parecen menores, nos permite ofrecer opciones de tratamiento conservador, como corsés ortopédicos, antes de que la curva empeore. Y cuando se hace uso a tiempo de un corsé personalizado, a veces puede corregir por completo la curvatura, eliminando del todo la necesidad de cirugía.

Innovación y trato empático, de la mano

En los Hospitales Shriners para Niños de Canadá, nuestra atención de la escoliosis se basa en dos pilares esenciales: innovación y empatía. Atendemos algunos de los casos de escoliosis más complejos del país. Siempre lo hacemos en equipo. Contamos con equipos de fisioterapeutas, trabajadores sociales, enfermeros y especialistas en rehabilitación; todos tienen un papel fundamental a la hora de guiar al niño (y a su familia) en el recorrido.

Un caso reciente me recuerda lo que se puede lograr cuando se aplica el modeo en todo su esplendor. Alex, un niño de 2 años con escoliosis congénita grave, pasó 11 semanas bajo nuestro cuidado después de llegar desde otra provincia. Su cirugía fue compleja y de alto riesgo, pero lo que quedó en la memoria de su madre fue la forma en que todo el equipo estuvo a su lado: clínica, emocional y personalmente.

“Salir del hospital el día de mi cumpleaños y del Día de la Madre fue una experiencia que me conmovió mucho”, afirmó la madre de Alex. “Este lugar se siente como una gran familia. La cirugía cambió la vida de Alex y vivimos muchos momentos significativos aquí: hay amabilidad, actividades divertidas y un apoyo constante. Siempre recordaremos nuestro paso por Shriners con gratitud”.

Alex, un paciente, con su madre, Marie-Line, y Angie, especialista en desarrollo infantil.

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Próximos pasos

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