Cómo Shriners Children's ayuda a la unidad familiar mientras atiende al paciente

Hubo un tiempo en la medicina en que los hospitales trataban a los niños por sus afecciones casi en el vacío, concentrándose en la dolencia física del paciente sin pensar mucho en sus otras necesidades. Ahora, gracias a una mejor comprensión del costo emocional y mental que una afección tiene para un niño, hospitales como Shriners Children's priorizan el bienestar psicológico del niño en segundo lugar después de su bienestar físico.

Y algunas organizaciones llevan esa atención integral aún más lejos, al ayudar también con las necesidades psicológicas de la familia del paciente, garantizando que los padres, hermanos y cuidadores tengan ayuda profesional para sus miedos y ansiedades.

Aquí, una vez más, el sistema de atención médica de Shriners Children's se esfuerza al máximo. No sólo ofrece apoyo psicológico a la unidad familiar, sino que también ayuda con cuestiones prácticas de la vida cotidiana que a menudo pueden ser pasadas por alto por otros hospitales, pero que son profundamente sentidas por las familias con niños hospitalizados, incluidos aspectos financieros, de transporte, escolarización y vivienda.

Hablamos con dos miembros de larga data del personal de Shriners Children's, un psicólogo clínico y un gerente de atención, para comprender mejor las diversas formas en que el sistema cuida a toda la unidad familiar mientras trata al paciente, y por qué eso es tan importante.

Atención psicológica

Durante los últimos 25 años, la psicóloga clínica Sylvia Garma, Ph.D., ha brindado servicios de consulta en el Hospital Shriners para Niños del Norte de California, centrándose en la atención de quemaduras en los últimos cinco años. Señala que su principal preocupación es y siempre será el paciente, por lo que cuidar a la familia también es clave. “Es importante tener en cuenta que el objetivo es devolver al paciente a su familia y, por lo tanto, cuando apoyamos el bienestar familiar, apoyando al paciente”, dijo.

Los padres a menudo quedan traumatizados por los acontecimientos que conducen a la hospitalización y por el cuidado que requerirá su hijo. “Para algunas personas, el trauma puede interferir con su capacidad de estar emocionalmente presentes para el niño”, dijo la Dra. Garma. Afrontar este trauma en un entorno desconocido (el hospital), que puede estar lejos del hogar y de los sistemas de apoyo habituales, aumenta el desafío.

La Dra. Garma trabaja con ellos para abordar los sentimientos de culpa e incompetencia que pueden surgir cuando su hijo está herido o enfermo. “Estos sentimientos son independientes de los eventos que llevaron a la lesión [o afección] y surgen de un sentimiento generalmente irreal de no haber protegido a su hijo”, dijo la Dra. Garma. “Luchan con sentimientos de incompetencia relacionados con no poder brindar lo que el niño necesita en ese momento o no poder detener el dolor o resolver la ansiedad o tristeza que el niño pueda estar experimentando. Los niños pueden reaccionar con ira cuando se sienten heridos o están sufriendo. Y la ira a menudo se dirige hacia los padres, una figura segura en sus vidas”.

Otras emociones comunes que enfrentan los padres y cuidadores en dichas situaciones incluyen el miedo a perder al niño, la angustia de verlo sufrir, la preocupación de ser juzgados por otros y la ansiedad por el bienestar futuro del niño.

“Es posible que tengan preocupaciones financieras relacionadas con el tiempo fuera del trabajo o con la pérdida del empleo después de tomarse un tiempo prolongado para estar en el hospital”, dijo. “En muchos casos, los padres se preocupan por los hermanos que quedan en casa y que no reciben la atención que necesitan”. Si en el hospital hay hermanos, también se les ofrece atención psicológica.