“Cuando pienso en Shriners Children's, pienso que es un lugar de esperanza”.
Cuando Breanna recuerda su infancia, algunos de sus recuerdos más importantes son de los tres años que pasó en el Hospital Shriners para Niños. Breanna nació con diplejía espástica, una forma de parálisis cerebral, que afecta el control muscular en las extremidades inferiores. Su futuro, y cuánta independencia iba a lograr, era incierto. Su primera infancia tuvo visitas al hospital, aparatos ortopédicos, mucha terapia y, finalmente, cirugía. Ahora, con 26 años, está muy agradecida por el cuidado y el apoyo que recibió durante ese período de su vida.
Breanna comenzó a ser paciente del Hospital Shriners para Niños de Nueva Inglaterra desde los 9 meses. Ella le da crédito al personal de Shriners Children's por haberla guiado en una parte crucial de su atención. “Se especializaban en la cirugía que tenía que hacerme y tenían todo lo que necesitaba”, dijo.
El plan de tratamiento de Breanna incluyó cirugía de alargamiento de los isquiotibiales, placas de tobillo para mejorar la estabilidad y movimiento, fisioterapia y ergoterapia, y aparatos ortopédicos. Breanna recuerda a los médicos que estuvieron a cargo de su atención, incluido el cirujano ortopédico, William Phillips, MD, quien puso manos a la obra para que Breanna estuviera cómoda y progresara bien. Él la visitaba seguido en la habitación del hospital y supervisaba su recuperación gracias al centro de análisis de movimiento, un espacio donde se registraron los patrones de la marcha de Breanna para poder afinar su tratamiento.
Los terapeutas del hospital también trabajaron de cerca con Breanna. Recibió dispositivos ortopédicos personalizados, incluidas ortesis de rodilla, tobillo y pie y de tobillo y pie, para que pudiera caminar con más comodidad. Si bien a medida que fue creciendo fue trasladando su atención a otras instalaciones, recuerda esos primeros años en Shriners Children's como formativos y de apoyo.
“Hacían noches de juegos y de cine, todo para que los pacientes sintieran que su estadía era más similar a estar en casa”, dijo. Breanna se hizo amiga de otros niños que realizaban fisioterapia y recordó un fuerte sentido de comunidad dentro del hospital.
“Recuerdo mi época en Shriners y nunca me sentí realmente como una paciente. Me sentí como si fuera parte de una familia”, dijo. “Estuvieron allí para apoyarme, para animarme”.